¿Cómo se hace un Divorcio cuando hay deudas?

Las deudas son producto de acumulaciones de obligaciones como títulos dados en concesión, comienzan al adquirirse una propiedad o beneficio y se terminan con el pago y liquidación de sus intereses en conjunto.

Durante un divorcio es normal que existan deudas, ya que es parte del patrimonio y componen los pasivos/activos o propiedades que maneja el matrimonio. Hoy día ningún matrimonio al 100% compra de contado todas sus pertenencias y menos si requieren un gran desembolso, como lo es un comercio, coche o vivienda. ¿Cómo se hace un divorcio cuando hay deudas? Descúbrelo más adelante.

Juez

¿Qué sucede con las deudas en un divorcio?

Son incontables la cantidad de activos que permanezcan en consecuencia de la adquisición una deuda, y una vez que el divorcio es asegurado estas no se van ni disuelven, deben ser canceladas al procurador, llámese banco, tienda o agente de bienes raíces.

Las pertenencias domésticas también pueden presentar deudas al momento de determinar el divorcio, y la separación de bienes no exime al solicitante de las deudas que haya adquirido en ese tiempo.

Bien conocemos que en un matrimonio está compuesto de dos partes, al momento de aceptar la unión marital se establecen dos procesos: el de separación de bienes o por gananciales.

A partir de aquí se comienza a decidir el tipo de deudas futuras que generarán las convivencias familiares y no solo los bienes que se obtengan de su duración. Cuando se gestiona un divorcio, se llega a un acuerdo sobre la repartición del inventario de propiedades. El juez suele inclinarse a favor del más desprotegido bien sea por:

  • Enfermedades o discapacidades.
  • Tutor legal de los menores (de existir en conjunto).
  • Situación económica precaria.
  • Limitaciones físicas o mentales para ejercer puestos laborales.

Por lo tanto, el juez puede apelar a que la vivienda familiar, mobiliario doméstico, entre otros beneficios queden al uso del más necesitado, por resguardo del desarrollo de los infantes o para el custodio con quién conviven, a pesar de no ser el titular.

Una vez concedida la facilidad de vivienda o concesión de propiedades, dependiendo de estos mismos quedará prescrito si verdaderamente el usuario del activo está en la capacidad de pagar las obligaciones que estas tienen adjuntas, o si el otro cónyuge estará en el deber de hacer aportes periódicos para dividir el costo de los mismos, aunque según la ley estos deban ser suplidos por quién disfrute del beneficio.

Esta situación incómoda a más de uno de los involucrados en la sociedad conyugal y puede conllevar a diferencias por la aparición de más deudas, aunque quieran mantener sus propiedades por encima de las regulaciones existentes. Esto se conoce como un divorcio litigioso o contencioso.

¿Cómo dividir las deudas en un procedimiento de divorcio?

La manera más sencilla de hacer la división de deudas debido a lo anterior, es llevar un divorcio por mutuo acuerdo. La decisión de la repartición de deudas no está cerrada a una sola opinión y, de dejarse a manos de un juez, podría decretar circunstancias más complicadas que las actuales, ya que de no agradar el resultado, no habrá marcha atrás y no podrán realizarse cambios.

Lo mejor es llevar la demanda de divorcio ante los tribunales, platicar con la ex-pareja y presentar los escenarios existentes, es necesario un esfuerzo adicional. En este momento existen prioridades según las decisiones a considerar: decidir continuar con algunas molestias sobre este tema o estar unidos en disputas por un largo plazo o para siempre.

Se tomarán en cuenta también a efectos de la repartición de bienes (y sus compromisos con ellas) si estas pertenecen al compendio de bienes separados o a los mancomunados. De esta manera se garantiza tanto el derecho de la propiedad como la obligatoriedad de la cancelación de sus obligaciones.

Deudas separadas vs deudas mancomunadas

En cuanto a las deudas separadas, se refiere a las que se registran mediante un matrimonio contraído previamente con régimen de bienes separados, y sus propiedades están destinadas para sí mismo aún dentro de la sociedad, mientras la otra parte no cancele porciones de la deuda de esas propiedades existentes entre ambos. Son parte de las deudas personales o separadas:

  • Las cedidas por herencias a alguno, a menos y demostrado que sean para ambos esta donación.
  • Los bienes y sus deudas adquiridas previamente al matrimonio.
  • Los considerados de mala reputación o por descontrol de gastos en vicios y similares.

De esta manera, al momento de separarse todas las deudas generadas por los activos recibidos en las tres pautas anteriores, quedan sin efecto para repartirse y serán adjudicadas al esposo que las propició.

Mientras en el caso de bienes mancomunados, son los que se obtienen en permanencia matrimonial con dinero del patrimonio del mismo y para beneficio de toda la familia.

Los gastos de médicos, educación, alimentación, vivienda, coche, propiedades con titularidad compartida, o de aquellos donde se han tenido participación en la cancelación de porciones de su costo, bajo este régimen cuando toque cancelarse los gastos podrían quedar en partes iguales (50% y 50%) o de acuerdo a las propiedades que sigan en su poder.

¿Quién decide como dividir las deudas compartidas?

Pueden hacerlo los cónyuges mediante convenio regulador previamente a la solicitud del divorcio, estipulando cuales bienes y deudas quedarán en su deber a responder.

De no llegar a un acuerdo, será el Tribunal Supremo quién en base a las leyes reguladoras de este campo decida a qué cónyuge se le adjudicará la obligación de las partes o si se dividirán equitativamente los costos, pero será principalmente dependiendo de la equidad en el proceso y si no hay alguno en situación de desventaja al momento de dictarse la sentencia de divorcio.

Para evitar estos inconvenientes, lo ideal es conciliar una decisión sana y madura con la ex-pareja para estudiar las posibilidades. Esto será de provecho, ya que el juez debe sellar y aceptar el convenio regulador, y no lo hará a menos que el trato sea justo y equitativo.

Estando las partes del convenio tranquilas, el juez de familia no puede oponerse a la decisión si las leyes vigentes tampoco lo hacen y ejercer un cumplimiento firme.

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